
La ola polar no da tregua. cada día que pasa, parece que el frío es más intenso. Y con estas condiciones, las enfermedades como gripe, anginas, faringitis, laringitis y demás, recrudecen y así, crece en grande el número de personas afectadas.
Como se sabe, los rangos etarios más proclives a enfermarse con tan bajas temperaturas son las personas muy mayores y los niños. Para refrescar conocimientos y enterarse de cómo ayudar a la medicina actual a protegernos y, sobre todo, a proteger a los más pequeños, en el programa por streaming «Realidad Aumentada» (martes y jueves de 8.30 a 10.30 AM por youtube.com/@shockcontenidos) fue entrevistada este martes la pediatra y alergista infantil Carolina Tozzi.
«Las temperaturas extremas, en general, afectan mucho la salud de los niños; tanto las bajas temperaturas como las altas», aclaró la doctora, para entregar a continuación una interesante explicación: «En realidad, las bajas temperaturas nos afectan no por la temperatura en sí, sino por cómo nos relacionamos con las personas en las bajas temperaturas. Estamos en ambientes cerrados, hacinados, con métodos de calefacción que, a veces, no son los adecuados y con malas ventilaciones; todo eso aumenta el intercambio de gérmenes», describió.
Pero, ¿qué es lo que sucede realmente en esta época del año? «En el invierno hay más cantidad de virus respiratorios», afirmó Carolina, «que se transmiten por las gotitas de Flügge (N. de R.: llamadas así por el bacteriólogo alemán Karl Flügge, que demostró su existencia e importancia a fines del siglo XIX), que son esas gotitas que se transmiten por vía aérea; al hablar, al respirar, al estornudar, al toser, vuelan y con ellas, pasamos el virus de uno a otro».
La medicina enseña que una sola gota de Flügge puede contener varias unidades activas de un germen, y una sola de estas últimas puede iniciar una infección. ¿Entonces? «Siempre recomendamos las medidas de higiene: estornudar y toser en el hueco del codo; eso que aprendimos con la gripe A en el 2009 y con el COVID. Y es importante ventilar sobre la hora del mediodía: abrir las ventanas, recambiar el aire, y si tenemos calefacción, siempre tiene que haber un lugar para que haya una circulación de aire y que no quede el ambiente siempre cerrado», resaltó la profesional. Y puso énfasis al añadir: «No dormir con la calefacción dentro de la habitación y la puerta cerrada».
Por último, marcó que no alcanza con salir al exterior bien abrigado: «Estar en un ambiente en donde hay 30 grados de temperatura y, después, salir a una temperatura bajo cero tampoco es conveniente. Si tengo calefacción dentro de mi casa y voy a salir, primero debo bajar la calefacción para aclimatarme dentro de la casa, y recién después, salir. Esos golpes, esos cambios extremos de temperatura, no son buenos, ni para los niños ni para los adultos».
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