
Mientras la inflación del mes pasado fue – según el dato del gobierno nacional – de 3,7%, llevando el Índice de Precios al Consumidor (IPC) a un acumulado de 8,6% en los primeros tres meses del año, el Presidente de la Nación cabalga sobre la afirmación de que los salarios están ganándole a la inflación. Repite, casi como un mantra, esa aseveración cada vez que quiere; palabra más, palabra menos.
Ahora bien: un informe dado a conocer por la Central de Trabajadores Argentinos Autónoma (CTA-A) sacude a esa postura optimista (genuina o sólo declamada; sabrá él): relevando los acuerdos paritarios de más de 20 rubros, se hallaron pérdidas de los sueldos de hasta 6,8 por ciento. Es el caso de trabajadores en casas particulares, que son seguidos de cerca por los judiciales nacionales, que tienen un récord negativo de 6,2%.
Textiles, sanidad (en clínicas) y alimentación son otros de los gremios que peor la llevan, habiendo perdido más de 4% de sus ingresos en el primer trimestre. Sectores históricamente masivos como el de los metalúrgicos y de comercio soportan una baja de 3,9 y 3,1%, respectivamente.
El gobierno nacional fija el salario, más allá de las paritarias, al poner un techo – muy bajo – para homologar cualquier acuerdo. Y según el informe de la CTA-A, no hay correlación entre los dichos de Milei y la realidad de los salarios. Desde siempre – no desde ahora -, «la verdad de la milanesa» está en los bolsillos de los trabajadores. ¿Entonces…?