
Después de su participación en Wimbledon, la ricardonense Luna Cinalli pasa unos días en su casa, en su pueblo, disfrutando de una cotidianeidad que cada vez le es más infrecuente: a medida que crece como tenista, invariablemente se aleja de esa normalidad, por así decirlo. Aunque ya mañana, viernes, tendrá que retornar al entrenamiento, con el Abierto norteamericano para juveniles en la mira.
Después de su resonante actuación en Roland Garros, donde alcanzó los cuartos de final, Luna cayó en segunda ronda sobre la hierba inglesa ante la checa Valdmannova, quien ya está rankeada entre las profesionales y que luego ganó el torneo de dobles junto a la estadounidense Penickova. Nada del otro mundo. Entonces, llegó el momento de volver a casa, para reconectarse con lo que se extraña y hace bien.
Antes de gira
En 1976 conocimos una canción preciosa de Charly García llamada «Antes de gira», donde el genio expresa sus sensaciones al volver después de gira y antes de volver a viajar: «Y tendré sus brazos a través de mi alegría por volverla a ver», reza en una parte.
«Volver a casa está muy bueno. Después de tantas semanas se necesita estar con la familia y los amigos ¡y comer comidas caseras, un asado; algo de Argentina!, exclama riendo Luna. «Cargo muchas pilas y entrenar en casa da un poco de relax porque conocés a la gente con la que entrenás, el entorno. Es muy necesario regresar a casa antes de volver a salir de gira», corona.
De cualquier modo, no vaya uno a creer que nuestra chica está padeciendo añoranza temprana. No, señor: «Me encanta entrenar, las preparaciones, viajar. No siento que me cueste esa parte. Me gusta conocer otros países, otras culturas, otros idiomas. Eso es algo positivo que tiene el tenis; ayuda a abrirse al mundo», sentencia.
Lo que fue y será
«Wimbledon es increíble. Haber jugado allí el año pasado me ayudó, porque ya conocía el pique de la pelota, los efectos y sobre todo, los apoyos: hay que estar todo el tiempo agachada, para no resbalar y caer, algo común en esta superficie en la que no se juega ni se entrena en otro momento del año; por eso digo que todas estamos en las mismas condiciones en hierba. Pero pude sentirme bien». resume la hija de Nico, de gran tarea (se agradece, claro), como nexo para la concreción de esta nota.
La última frase de la joven no es una frase hecha ni liviana ni de compromiso. Nada de eso. Hay que recordar que cuando llegó a París para Roland Garros, admitió que no estaba sintiéndose bien a nivel tenístico, que no atrapaba buenas sensaciones. Luego llegó su gran performance en la capital francesa, la Épica de Ricardone ante Zhang y lo demás. Nada sucede porque sí: «Creo que pude disfrutar cada entrenamiento y no pensar tanto; dejar que fueran pasando los entrenamientos y los partidos disfrutando cada día. Fue un gran cambio que pude hacer«, cuenta, fresca,
Desde mañana y hasta el 26 de julio, Luna practicará en Rosario. Un día sin actividad exigente precederá a la etapa uruguaya de la preparación, que le demandará estar en Punta del Este entre el 28 de julio y el 9 de agosto. Dos días después retomará en Rosario, donde trabajará hasta el jueves 14/08; siempre, sobre cemento, porque sobre esa superficie rápída se jugará en el parque Flushing Meadows.
«Como en 2024, este año tocaré las cuatro superficies (N. de R.: Luna incluye a la sintética, donde las mujeres juegan torneos importantes en el circuito como Indian Wells y Madrid) y no siento que me haya costado, más allá de que en polvo de ladrillo nací y es donde me siento más cómoda. A cancha rápida me voy adaptando cada día más y estoy más cómoda que el año pasado«, cuenta, y genera cierto optimismo.
Proa a Estados Unidos
El jueves 14 del mes próximo un avión decolará y llevará a Luna María Cinalli desde Ezeiza hasta EEUU, donde jugará un torneo antes de sumergirse en el US Open. Los raquetazos comenzarán este viernes, en Rosario. «Cada día entreno con más ganas. Quiero mejorar cada vez más para poder seguir conociendo lugares del mundo», dice, antes de que esta nota toque a su fin.
Y allá va Luna, delgada y alta con sus 17 años y 37 días de vida. ¿Saben que el 11 de septiembre de 1977, mientras el Gran Willy Vilas demolía a Jimmy Connors para quedarse con el US Open de su año de gloria, en la cancha de al lado la cordobesa Claudia Casabianca también ganaba el Junior? Digo.
Sólo digo.