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Guaymallén es el alfajor más vendido en nuestro país

Las pibas y los pibes de primaria y de secundaria compran un alfajor en las cantinas o lo llevan a la escuela desde sus casas. El alfajor puede ser parte de cualquiera de las cuatro comidas del día. Es objeto de consumo «al paso» y a toda hora, cuando la «lija» sorprende y muerde las panzas.

Argentina es tierra tan «alfajorera» que en San Lorenzo, un muy escuchado programa matutino de radio FM tuvo un celebrado ciclo llamado «El gordo y el alfajor». A ese punto llega el establecimiento del producto en las costumbres argentinas.

En medio de ese mercado que por defecto ha de ser muy competitivo, el preferido es Guaymallén. Lo consagra así una encuesta realizada entre mil kiosqueros argentinos, que reveló que casi un cuarto (24,19%) del total de gente que acostumbra consumir alfajores compran, mucho más que cualquier otra, la marca mencionada.

Ahora bien: ¿qué hace que Guaymallén sea la marca más vendida de este producto, mitad golosina, mitad postre? Haciendo la salvedad de que gustos son gustos, los fabricantes de este alfajor parecen tener la fórmula del éxito en la combinación de sabor, precio – más o menos – accesible y una agresiva política de publicidad casi constante, que desde hace años ha instalado la marca en, prácticamente, todos los rangos de edad.

El segundo lugar del ranking nacional de alfajores lo ocupa, con un porcentaje bastante menor de elección (14,84%) Fantoche, de tamaño y relleno más «polenta» que Guaymallén. Mucho más lejos, con 6,45%, queda un clásico como Jorgito.

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