
Cada 1° de agosto, nuestros pueblos originarios celebran el Día de la Pachamama, una jornada fuera de lo común en la que le agradecen a esta Madre por todo lo que les ha dado y le piden prosperidad para la próxima temporada.
La celebración tiene distintos matices según qué comunidad la lleve a cabo, pero a la vez, tiene ritos insoslayables sea donde sea que acontezca el festejo. Uno de ellos y el que por lejos es la referencia del Día de la Pachamama es el de beber caña con ruda. La costumbre tiene su explicación y, a la vez, gana más fieles cada año, ya que se suman todo el tiempo gentes por fuera de los pueblos originarios.
Este jueves, vísperas de 1° de agosto, en el envío por streaming «Realidad Aumentada» (martes y jueves de 9:00 a 10:30 por youtube.com/@shockcontenidos) se entrevistó a la conocida referente de la comunidad coya Gladis Choque, quien pausada y cálidamente ilustró acerca de este tributo y sus detalles.
En agosto y sólo en agosto
«En la región andina (área por antonomasia de la celebración y de asiento principal de coyas, chibchas y otras naciones descendientes de los incas), es el tiempo de preparar la tierra y abonarla para la siembra, y se le pide por la cosecha», explicó Gladis, y anunció: «La Pachamama es un ser vivo: nos sostiene y nos da vida, y nos provee absolutamente de todo. Por eso se le agradece y se la homenajea durante todo agosto».
En consonancia con lo anterior, la mujer reflexionó: «Muchas veces no terminamos de vernos al espejo. No nos vemos interiormente: hay que ver todo lo que tenemos detrás para entender este presente; olvidamos eso que es lo que nos sostiene e impulsa y hace que seamos esto que somos».
Para brindar y espantar los males del invierno, ¡caña con ruda!
Tomar caña con ruda es una costumbre que, según algunos textos, surgió a partir de la advertencia de que agosto, cuando el frío se intensifica, era la época en la que crecía el número de muertes de la población y del ganado. Pero este rito, que se da el lujo de aunar a representantes de pueblos ya no originarios, sino más bien, de toda laya, lejos está de ser sólo servirse en un vaso y empinar el codo.
«La consideramos la vacuna milenaria porque nuestros sabios conocían las propiedades medicinales de la ruda, macho y hembra», contó la señora Choque. «Generalmente se prepara de un año a otro porque un año es el tiempo necesario de maceración de la ruda para que esta medicina sea efectiva. Más allá de la caña, la bebida puede prepararse con aguardiente u otra bebida blanca fuerte». Y si de fuerte se habla, «la ruda macho es más fuerte porque se la vincula con nuestra parte espiritual».
Como buena tradición ancestral, beber la caña con ruda tiene su cómo y su por qué, o sea que no es el caso de entrarle como al turrón en Navidad. «El primer chorrito va a la tierra (aunque sea, a una maceta) y le agradecemos de corazón a ella, nuestra Madre. Luego se beben uno, tres o siete tragos. Si es uno debe ser grande, y en él va nuestra intención; lo que pedimos que se cumpla. Tomar tres o siete tiene que ver con las tres divinidades y los siete poderes (N. de R.: Padre, Hijo y Espíritu Santo; éxito, felicidad, purificación, paz interna, completud, sabiduría y protección divina). Se acostumbra tomar un traguito todos los días, El alcohol de la bebida limpia nuestro cuerpo y la ruda sana y protege de enfermedades», instruyó Gladis.
La ofrenda: que no falte, porque en ella va lo que vendrá
«Hacemos un hoyo en la tierra, al que le llamamos ‘La boca’. La adornamos, y dentro de ella se depositan nuestras ofrendas. Si se va a comer, la tradición indica que la mujer elabore, ese día, una comida con sus manos y le ofrende un plato. En ese darle de comer y ‘atenderla bien’ estamos festejando la llegada de la Pachamama. Por eso también se canta y se baila».
Lo último que quedó por conocer fue el rito de sahumar. «Se enciende lo que quedó de las ofrendas del año anterior y se sahúma la casa y a nosotros. Ese humo nos limpia espiritualmente; deja nuestras aura y energías limpias», cerró Gladis.
Gladis en «Realidad Aumentada»: