En San Lorenzo se halla un lugar donde hay manos que crean excelencia en cada detalle de cada producto. En General López 2647 está El Cacique, un local que en cada día y en cada diseño homenajea a nuestra cultura y a su propia historia, que es una historia de laboriosidad tenaz y de amor por la artesanía.
«Hoy, regalando algo artesanal salís de lo común, y más, si lleva un grabado personalizado, que lo hacemos en el momento», asevera Catriel Ibáñez, uno de los motores que propulsan a El Cacique. «¿A quién no le gusta ir a un asado y ver su nombre en la tabla o en los cubiertos que lleva, o hacer un presente a alguien muy cercano con su nombre y el escudo del equipo de fútbol del cual es hincha grabados?», insiste. Eso: ¿a quién no le gusta? Al menos, a nadie que uno conozca.
De la calle al local comercial, pasando por lo virtual
Cuchillos, cuchillas, tenedores, tablas, vasos térmicos, palita y atizador para al asador… Uno entra a El Cacique y parece que allí nace el arte. «Lautaro y yo siempre trabajamos en la calle vendiendo todo eso y más», sigue historiando Catriel. «Hace cinco años que estamos en el rubro. Durante mucho tiempo trabajamos para locales de varias ciudades y viajamos a otras provincias, hasta que nos cansamos», termina por admitir.
No se cansaron del ramo que eligieron, sino de la rutina y el frenesí en que estaban inmersos. Era cuestión y momento de dar un giro «y decidimos abrir la tienda online, con la que – pensamos – se podía llegar a más personas y negocios. Hoy hace un año y medio que estamos metidos a fondo con las redes sociales», indica uno de los hermanos Ibáñez, que evidentemente tuvieron razón cuando modificaron su estrategia de venta, pero… «Cuando la gente de la zona empezó a llegar a buscar su regalo, nos dimos cuenta de que el galpón que teníamos no era presentable para los clientes. Por eso decidimos abrir el primer local», culmina su recorrido por la pequeña pero más que intensa historia de El Cacique, donde cada producto «es una obra artesanal» que lleva impresas «nuestra riqueza, nuestra tradición y la riqueza cultural que nos identifica».
Una empresa familiar donde todos crecen juntos
El Cacique es estilo que se vuelve calidez en cada producto. «Todo lo que tenemos es de muy buena calidad; con sólo verlo, uno se da cuenta», rebosa confianza Catriel. «Pero no nos destacamos únicamente por la calidad sino también, por los precios súper accesibles que tenemos, incluso para revendedores. Hoy en día estamos trabajando los cuatro hermanos juntos. Mi cuñada y mi pareja responden en el día todos los mensajes que llegan. Es una empresa familiar, donde crecemos todos juntos», cierra, feliz, Catriel Ibáñez.
Diseño único, tradición viva, inspiración natural. Seis palabras que definen a El Cacique, donde la dedicación y la pasión explotan en el amor por la artesanía que perdura.
