
Dos delincuentes ingresaron a robar a una vivienda en la vecina localidad y cuando fue a hacer la denuncia, la comisaría estaba cerrada con llave
Una madre y su hijo con autismo fueron víctimas de un violento robo en su casa el sábado 6 de abril por la noche en la localidad de Timbúes, cuando dos delincuentes entraron a la vivienda tras romper un candado y forzar una ventana, amenazando a la mujer durante más de dos horas mientras buscaban dinero. Previamente les dieron de comer a los perros y buscaron una llave para ingresar.
La mujer, que estaba en su habitación durmiendo cuando los asaltantes entraron, relató que uno de ellos se puso frente a ella y le pidió que se quedara tranquila, mientras le exigían dinero y le dijeron que eran de Rosario. A pesar de que ella les informó que solo tenía una suma limitada, los delincuentes continuaron buscando. En un momento, logró desatarse una mano y, tras un esfuerzo considerable, se dirigió a su negocio y cerró la puerta desde adentro.
«Cuando yo siento un ruido, me despierto; el tipo estaba parado frente a mí, diciéndome que me quedara tranquila. Lo único que le dije fue: ‘Lo que tengo está acá’. Buscaban más plata; estuvieron dos horas dentro de mi domicilio amenazándome con que iban a matar mi hijo si no encontraban más plata. En un momento se van a revisar la pieza de mi hija. Cuando me atan, me atan de pies y manos; me dejan sentada en mi cama y uno le dice al otro que seguramente ‘en la pieza del pendejo’ había más plata«.
«En ese momento logro desatarme una mano, así que me subo por arriba de la cama, con los pies atados; entro a mi negocio, trabo del lado de adentro y pego el portazo. Cuando logro salir a la reja, grito 15 ó 20 minutos hasta que una vecina del frente me escucha y le digo ‘Me están robando; tienen a mi hijo’. Esta chica sale corriendo, me dice que la policía no la atiende, va hasta la plaza y desde allá vienen 8 ó 10 chicos a los que les digo ‘Tienen a mi hijo’. Entre todos logran romper la reja del negocio y liberarme», agregó, angustiada.
Frustrante fue también la experiencia de la víctima al intentar hacer la denuncia: la comisaría se encontraba cerrada al público con llave. Hasta el momento, se estima que los ladrones sustrajeron alrededor de 18 millones de pesos.
«Vi en las cámaras que ellos merodearon mi casa, vinieron hasta el portón, se fijaron, se volvieron a ir. Somos 9.000 habitantes acá en el pueblo; sabemos quiénes son. Me han dicho que tarde o temprano van a caer porque están investigando. Lástima la plata; me llevaron 18 millones de pesos que es lo que factura el negocio pero que se gasta en luz y en empleada. Hoy no tengo para pagar el alquiler ni para las terapias de mi hijo».
«La policía no estaba, la Guardia Urbana no estaba, no salieron a buscarlos y se fueron caminando», señaló.