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Diego Juárez: el flair bartender que irá por la conquista del mundo de la coctelería acrobática

La pandemia fue tan brutalmente determinante que hizo desaparecer muchas cosas y modificar muchas más. Lo sabemos. Pero a la par, y por poco argumentado que parezca, fue generadora también, y hasta hubo quien, por su intermedio, encontró su destino, el camino de su vida. Si no se ve así, hay que preguntarle a Diego Juárez, un pibe de Oliveros de sólo 21 años que, en medio del aislamiento, con edad de secundaria, se topó con el bartending (el flair llegaría algo después), o sea, el arte y el oficio de ser bartender. Y supo que eso era lo suyo de allí en más. Tanto, que ser bartender es hoy su sustento, su actividad principal, su fuente de proyectos y su pasión irredenta que lo llevó a competir en concursos hasta ser subcampeón nacional y transformarse en el único representante argentino en el Campeonato Mundial de Flair Bartending que se celebrará en Cartagena, Colombia, en noviembre próximo.

La pandemia, para mal y para bien

«Elegí ser bartender cuando empecé a mezclar bebidas y ví que cada mezcla genera una experiencia nueva. También soy muy hospitalario, lo que va va muy de la mano con la coctelería», contó Diego desde Buenos Aires, en donde está radicado desde hace 3 meses y donde seguirá «trabajando en un bar, entrenando y compitiendo hasta el Mundial», avisó.

Diego hizo cursos online y cuando terminó la secundaria, puso proa a Santa Fe para estudiar en el Instituto Privado de Coctelería. A sus 18 años (hace sólo tres) ya era bartender. Y un año después, tras un semestre cursando en Capital Federal, conoció el flair, el núcleo de esta historia. «Me volví loco», admitió, con risas.

«Por concepto, flair es el talento o la habilidad para hacer algo bien», ilustra Diego, con paciencia. «En nuestro caso, la destreza de manejar bien las herramientas de un bar. Al conocer el flair, empecé a meterme más en la movida, lo que no me costó nada, porque entre colegas somos muy compañeros; pocos pero muy unidos. Los más grandes me abrieron las puertas y guiaron, y son un apoyo muy grande», anoticia, con gusto.

Flair bartender, para convertirte en una estrella

Dicen que fue gracias al padre de la coctelería mundial, Jerry Thomas, y a su gran don de showman, que empezó a tomar forma el flair. Un oficio, un deporte extremo, un espectáculo, un modo más divertido de pasar el trabajo y impresionar a los espectadores… ¿Una expresión artística? «Podría ser», concedió el señor Juárez. «Prefiero definirlo como un deporte, como el de alto rendimiento, porque hay que entrenar muchísimo, cuidarse con las comidas y estar hidratado y bien física y mentalmente». Un mundo desconocido. No se trata de hacer sólo malabares con un par de botellas y una coctelera; para eso hay muchos videos en YouTube. Ser flair bartender equivale a disciplina, pasión y constante preparación, como explicó el protagonista, que créase o no, se entrena «entre 3 y 4 horas diarias», lo que eleva la exigencia, porque a esa altura, claramente se habla de consensuar esta actividad con la rutina diaria, que en el caso que nos ocupa, incluye trabajo en un bar y competencias, todas las posibles, para buscar ser mejor y para mejorar los ingresos. Aunque… «en Argentina, los premios rara vez salen de entre 300 y 500 dólares», dijo.

Y otra cosa: la preparación debe reservarle un buen espacio al cóctel a preparar, porque por mucha habilidad y destreza que uno desarrolle, si no sirve un trago de alta calidad, el lauro se lo llevará otro.

Un mundo desconocido pero real, hiperactivo y lleno de oportunidades

«Somos pocos pero muy unidos», expresó Diego. Pero el nivel de organización no sólo en el país sino a nivel continental y planetario deslumbra: hay Liga Nacional a lo largo de casi todo el año, Campeonato Nacional, Campeonato Panamericano y Campeonato Mundial. Y hasta hay un nombre que suena a leyenda: el de Christian Delpech, un argentino 19 veces campeón mundial de flair bartender. Existe la AMBA (Asociación Mutual Bartenders Argentina) y la IBA (en inglés, Asociación Internacional de Bartenders). Si se quiere, la AFA y la FIFA. Y en Europa hay un circuito internacional (al que Diego aspira a llegar) donde se ponen en juego hasta 10 mil euros por vez en premios.

«En el último Nacional salí segundo y el premio, para mí y para el 1°, era ir uno, al Mundial, y otro, al Panamericano. El campeón tiene la potestad de elegir y escogió el segundo torneo. Cuando hace dos semanas me llamaron y me dijeron si quería ir al Mundial, fue un momento de gran emoción y de mucho orgullo». Orgullo, ¿por él mismo? «No, Por poder representar al país, que es lo que quise desde que empecé en esto», juró. Y créannos que escuchándolo hablar, no es opción no aceptar tal afirmación.

Y ahora, ¡al Mundial!

«La AMBA cubrirá los costos de alojamiento, comida y demás en Cartagena. Yo debo procurarme el pasaje», informó el oliverense. «Ya trazaré la estrategia, pero sé que cuento con los ‘Guest’ (invitaciones a otros bares que permiten a un bartender mostrarse, compartir sus creaciones y obtener ingresos por ello), con rifas que se harán y con los torneos que los bartenders que están desde hace mucho tiempo organizarán para que quien va a los Panamericanos y yo podamos recaudar». Preciosa muestra de unión y solidaridad: pocos pero muy unidos, como ya dijo nuestro amigo.

Diego Juárez, de Oliveros al mundo, con la magia del flair bartender como arma bienhechora y con la pasión y el amor como insuperables motores. «May the Force be with you«, Diego.

Por una vez traduzcan ustedes.

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