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El sanlorencino Nicolás Casado, árbitro internacional: de un intercolegiales al tope del voleibol mundial

Era 1997 cuando Nicolás Casado fue invitado a jugar un torneo intercolegiales representando al Colegio San Carlos, de San Lorenzo. El responsable: su amigo Sebastián «Pucho» Brajkovic, hoy entrenador y, ayer nomás, varias veces campeón argentino como jugador. Nico había sido basquetbolista federado por Red Star hasta sus 12 años. Tres años después, el voleibol se le ofreció para que se enamorara. Y como en las mejores historias con finales felices, así resultó.

El miércoles 18 de junio pasado, el sanlorencino Nicolás Casado dirigió, como segundo árbitro y por primera vez, un match de la elite del volley mundial: Corea del Sur vs. Canadá, por la fase preliminar de la Liga de Naciones femenina, un torneo al cual – al igual que en la rama masculina – acceden sólo las selecciones con mejor ranking del planeta. Fue en el fastuoso estadio Sinan Erdem, de Estambul, Turquía. Luego estaría en cuatro partidos más del torneo femenino y en cinco del masculino, y en cuatro de las ocasiones, como árbitro principal. «Estoy agradecido por la oportunidad y la confianza depositada en mí. Soñaba con llegar a la Liga Nacional cuando empecé el curso de árbitro, pero esto ni lo imaginaba«, dice Nico, sonriendo.

De jugador a árbitro… a la vez

Tras aquel intercolegiales, a Casado le propusieron revistar en las categorías menores de PSM, de Puerto San Martín. Aceptó, claro, y poco tiempo después, marchó junto a varios compañeros a Rosario Central, donde logró el ascenso a la A1 de la Liga Nacional. Poco después. obtendría lo mismo con otro equipo rosarino, Sonder, que recién se formaba. Aún era jugador cuando se decidió por el silbato.

«Era 2002 y para no seguir pidiéndoles plata a mis viejos (porque como jugador me pagaban sólo viáticos), hice el curso de árbitro local, para tener un ingreso propio», rememora Nicolás, quien vive en Rosario con su esposa y las dos hijas de ambos. «Me fui involucrando de a poco. Jugué hasta 2004 y en el último tiempo, noté que miraba los partidos como árbitro. Terminé dirigiendo muchos más partidos que los que jugué», confiesa.

«Long and winding road» («Largo y sinuoso camino»)

Como correspondía, el Casado referí pasó por cada nivel del arbitraje: desde el más bajo (menores local) hasta la cumbre, circunstancia a la que llegó con buena experiencia internacional: en 2011 (Bahía Blanca) y 2013 (Turquía) arbitró en Mundiales de menores, estuvo en los Juegos Panamericanos Lima 2019 y entre 2021 (Países Bajos) y 2023 (México) repitió en Mundiales de menores. En el medio, Sudamericanos de clubes, Copas Panamericanas y más. Hasta que en diciembre del año pasado, en Brasil, tuvo su primer contacto con el máximo nivel internacional: representó a nuestro referato en el Mundial de Clubes, llegando a ser segundo árbitro en la final que Sada Cruzeiro, de Brasil, le ganó a Trentino, de Italia.

«Llevo 14 años consecutivos dirigiendo A1 nacional masculina y 17 años desde que empecé a nivel nacional, con la Liga femenina. Ahora llegué a la elite pero, cuidado, que hay que mantenerse». Para eso, Nico sabe que «los árbitros deben tener claro que no son protagonistas y que deben imponer autoridad sin caer en la soberbia. También, tener capacidad de adaptación a los permanentes cambios de reglas. Y saber recibir correcciones y ponerlas en práctica lo antes posible».

Responsabilidad, agradecimiento

Tamaña destacada trayectoria no es incompatible con su empleo en la empresa familiar de seguros, en la oficina de calle San Carlos al 1200. Ah, la familia… «Sin su apoyo, todo esto seria imposible. Por eso siento una gran responsabilidad, por el esfuerzo que hacen para que yo pueda estar en donde estoy». Ese mismo sentimiento lo invade al pensar «en todos los estamentos del referato a los que pertenezco No hay que dejar mal parados a los nuestros», sentencia.

Ser referí es devolver algo de lo que se recibió. Por eso, esta actividad lo transformó también en dirigente. «Hoy estoy a cargo de los árbitros de la provincia de Santa Fe y soy instructor nacional. Pasé por todos los cargos del Colegio de Árbitros de Rosario. Allí me enseñaron, desde chico, que hay que devolver un poco de lo que recibimos, porque hubo gente que invirtió tiempo, palabras. consejos en nosotros».

Cuando se le pregunta qué significación le adjudica a haber sido designado para la Liga de Naciones, piensa un poco antes de expresar: «Hasta hace poco, los árbitros internacionales éramos 2200 en todo el mundo, y la Federación Internacional, para los torneos que organiza (Liga de Naciones, Mundiales de selecciones y de clubes y Juegos Universitarios), tienen en cuenta a sólo 200 árbitros, y el plantel principal es de no más de 80 árbitros. Estoy en ese grupo. Me propuse llegar a lo más alto que pudiera y, humildemente, creo que alcancé el objetivo«.

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