La Cadena de Valor Ferretera atraviesa uno de los momentos más críticos de los últimos años. Comercios, distribuidores e industrias del sector coinciden en que la actividad registra una fuerte retracción, con ventas en niveles históricamente bajos y un consumo que no logra recuperarse, incluso en períodos tradicionalmente clave como diciembre y los meses de cobro del aguinaldo.
Desde el sector señalan que los ingresos extraordinarios, que en otros contextos funcionaban como motor de la economía, ya no se vuelcan al consumo. “Diciembre siempre fue un mes determinante para nuestro rubro, impulsado por la temporada de verano y el aguinaldo. Sin embargo, el SAC de diciembre de 2024, el de junio de 2025 y el actual prácticamente no impactaron en las ventas”, explican referentes del sector.
La principal causa, aseguran, es el alto nivel de endeudamiento de los consumidores. Gran parte de esos ingresos se destinan a cubrir compromisos financieros previos, lo que obliga a postergar cualquier compra que no sea estrictamente esencial. El resultado es una caída generalizada en la facturación que golpea a toda la cadena productiva.
“La falta de ventas en el mostrador repercute de manera directa en la industria, la distribución y el transporte. Es un problema sistémico”, advierten. A esto se suman las dificultades para afrontar pagos a proveedores y una presión fiscal que se vuelve cada vez más difícil de sostener en un contexto de actividad deprimida.
Otro factor que genera preocupación es el crecimiento de las importaciones directas, muchas veces acompañadas por información confusa o engañosa sobre la calidad y las prestaciones de los productos. “El consumidor se da cuenta del problema después de comprar. El daño ya está hecho y, en muchos casos, no puede volver a adquirir el producto en el comercio de cercanía que ofrece respaldo, garantía y asesoramiento, porque ya no cuenta con el dinero”, sostienen.
El impacto social de esta crisis también enciende alarmas. La Cadena de Valor Ferretera genera alrededor de 300.000 puestos de trabajo directos e indirectos en todo el país, abarcando comercio, industria, distribución, servicios técnicos y transporte. “La pérdida de empleo es gravísima, primero por el factor humano, y en segundo lugar porque se trata de un sector de oficio: formar a un trabajador lleva tiempo y requiere una inversión muy alta”, remarcan.
Frente a este escenario, el sector hizo un llamado explícito a las autoridades nacionales y provinciales para que atiendan la situación con urgencia y avancen en políticas que impulsen el consumo, protejan el empleo y garanticen condiciones de competencia leal. “Defender a la Cadena Ferretera es defender el trabajo argentino, el comercio local y la producción nacional”, concluyen.
