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El Club Villa El Prado vuelve a la vida: comienza la normalización de una entidad barrial histórica

El próximo viernes, 15 de mayo, el Club Atlético Villa El Prado, de Capitán Bermúdez, reabrirá sus puertas tras más de un año de estar clausurado. Ese día, de 12 a 17 h, tendrá lugar la primera jornada de reempadronamiento de una institución que tuvo un enorme arraigo barrial. Y que por lo que se ve, aún conserva ese anclaje, lo cual se puede deducir a través de las más del mil firmas que sustentaron el pedido de reapertura de la sede, ubicada en Joaquín V. González 52 de esa ciudad.

Del azul del cielo al negro de la nada: la clausura

«El club fue obligado a cerrar por la Municipalidad, luego de un evento, pero aún antes de eso, había quedado acéfalo, porque los integrantes de la última comisión directiva se fueron yendo», cuenta Lucía Rivero, «nacida y criada» en el barrio y una de las voces difusoras de este proceso que, oficialmente, dará comienzo el 15 de mayo, con la presencia del normalizador Esteban Ruiz, designado para tal fin por la Inspección General de Personas Jurídicas (IGPJ) de la provincia.

«Sin CD, el club estaba en manos de una mujer que había tenido la concesión de la cantina y que también había trabajado en él como secretaria y demás», prosigue su relato Lucía. «Prácticamente, tenía al club en sus manos». Clausurado que fue, el club se transformó en un claustro oscuro; justo él, que supo estallar de vida con ardorosos partidos de voley y, sobre todo, con estupendas muestras de patín artístico y carrera, disciplinas que lo llevaron a trascender hasta internacionalmente. Y todo pareció ponerse peor.

«Un día, apareció un grupo de gente de Granadero Baigorria con los papeles del club en su poder, aduciendo ser la comisión directiva», añada la joven, cuyo punto de unión con la institución data de su participación en las actividades juveniles de la parroquia del barrio, la San José Obrero, que celebró múltiples actividades (se recuerdan legendarios y multitudinarios almuerzos de domingo) en el club. Ante la irrupción de los supuestos dirigentes, el sentimiento de club, de pertenencia, de barrio, resurgió cual anticuerpo comunitario, y los socios frenaron: «Nadie los votó», espetaron, y la Justicia les dio la razón.

Sé que mi barrio esperará: el reinicio

La afrenta de los recién llegados azuzó a socios y vecinos. «Una mujer, Claudia Chávez, organizó una junta de firmas para presentar ante la IGPJ. Se reunieron más de mil», ratifica, con lógico orgullo, Lucía. «Patrocinados por un abogado, se hicieron todos los trámites. Se confeccionó un legajo pero éste, durante un montón de tiempo, estuvo parado; nunca supimos por qué», dice.

Un abrazo solidario a la sede, realizado en junio de 2024, fue noticia regional. «Y llamamos a un sinfín de personas; hasta al hermano del gobernador», apunta Lucía. Pero nada lograba sacar del freezer al legajo. Hasta que un día de marzo, un vecino tuvo a bien recoger una carta que estaba tirada junto a la puerta del club. «Era de la IGPJ, que anunciaba que ¡al fin! habría proceso de normalización. La carta estaba fechada en enero», sonría la mujer, acaso pensando en lo que podría haber pasado.

El futuro es nuestro: ¡en marcha!

«El reempadronamiento terminará el 30 de junio. Después de eso, podrá haber elecciones», se entusiasma la joven, que integrará una lista en el futuro período eleccionario. «Tenemos un montón de ideas y planificación para que haya voley, futsal, gimnasia, patín, yoga. Y más: actividad para la tercera edad, para acercar a los adultos mayores a la juventud, porque hay una brecha muy grande», expresa Rivero su espíritu solidario y social

«Queremos que el club reviva, que la gente vaya; a practicar deportes, a mirar alguna actividad o simplemente, a estar. Como sea, que la gente vuelva al club y que éste quede, para siempre, en manos de gente que lo conozca y que lo sienta, para que nunca más haya desconocidos que quieran apropiarse de él«, concluye, esperanzada y motivada, Lucía.

Un club de barrio vuelve a la vida. Que suene, entonces, Attaque 77: «Hay un lugar para estar, todos, una vez más».

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